Todos tenemos una realidad distinta de las cosas, conocerán la mía, conocerán mi mundo... Bienvenidos a mi mente y cuidado al pasar, están entrando en un mundo de cristal...

domingo, 28 de octubre de 2012

¡NO QUIERO ENVEJECER!




Fotógrafa: Jessica A. Sánchez
Fotografía: Jessica A. Sánchez
 

No me preocupa como me voy a ver físicamente ni los dolores que acompañarán mi vejez, solo me importa el saber que seré protegida, que no me abandonarán, que seré tratada con paciencia y amor.

Todos los días alrededor de las 6:30 am voy llegando al paradero donde abordo el bus para ir a mi lugar de trabajo. El recorrido siempre es el mismo, incluso las personas que logro distinguir en el bus son las mismas, siento que me saludan con sus ojos al reconocerme.

En uno de los paraderos siempre está un hombre de cabello blanco, con mochila al hombro y una gorra de color azul con amarillo -¡hágale!- Grita al subir al autobús. Mira a su alrededor y con dificultad se dirige a algún lugar en el que se pueda sujetar, este hombre está alrededor de los 60 años y aunque sus ojos se ven cansados siempre tiene una sonrisa en su rostro. Después de viajar durante 10 minutos de pie una dama le sede su lugar “tome asiento señor”, “gracias mujer”, me fijo en los rostros de los hombres jóvenes que continúan sentados, bajan la cabeza o se hacen los dormidos. ¿Por qué no ceder la silla a quien lleva más tiempo en esta vida? Me imagino que el sentimiento de culpa fue el que impulso a uno de los “caballeros” a ofrecerle su silla a la dama.

Este hombre se siente en la gloria, su rostro lo dice. Aprovechando que estamos estancados en un trancón, llama al vendedor de periódicos y compra el Q´hubo, antes de él leerlo se lo ofrece a todos los que están a su alrededor. A notado que me he quedado observándolo, piensa que es porque yo también quiero leer el periódico y me lo pasa.

Quiero hablarle, conocer de su vida pero no encuentro la forma. Sus manos lucen cansadas, muchos lo miran con lastima mientras yo lo veo como un hombre fuerte, me recuerda a mi abuelo. Noté que se paró rápidamente de su lugar, mi cabeza giró tan rápido a como lo vi pasar, fuí tras él y tomé la silla que estaba en el último puesto, baja los escalones con dificultad y grita: ¡téngalo!, cuando logra estar a salvo en la cebra grita de nuevo: ¡hágale! Y yo sonrío. Lo veo desde la ventana y noto que su caminar es diferente, no da pasos firmes, cojea, así atraviesa dos calles y yo me quedo con su recuerdo durante toda la mañana.

Como el son muchos ancianos que aún se encuentran luchando por conseguir sustento, los veo como unos luchadores pero a la vez me causan desosiego, es triste ver como dejamos a nuestros ancianos solos. Años atrás ellos eran tratados con respeto, en muchas culturas aún se conserva el respeto por nuestros adultos mayores (cultura china, japonésa y para no ir tan lejos los grupos indígenas que habitan en nuestro país conservan este respeto y valoran a sus ancianos).

Al buscar el significado de anciano en la web encuentro “persona de edad avanzada”, pero al escuchar las conversaciones de quienes me rodean y observar su actitud antes los ancianos que hay en su familia obtengo un significado completamente diferente. Al referirse a ellos lo hacen de anticuados, torpes, exagerados, enfermizos y en otras situaciones los han dejado atrás como se dejan los objetos sin valor, son abandonados en ancianatos o en refugios.

Nadie cuenta con ellos, las promesas de nuestros dirigentes van hacia la juventud "¡porque en la juventud está el futuro!", pero en nuestros ancianos esta el pasado y ellos están en nuestro presente ¿Por qué pensamos en un futuro si lo que tenemos seguro es nuestro pasado?. Todos tenemos presente que un día llegaremos a esa edad y si no recuperamos el valor del respeto seremos tratados con la misma indiferencia.

Lo único que hasta el momento calma mi malestar es saber que quienes están muy cerca de mi entienden la importancia de los ancianos y son conscientes del respeto que se merecen. Desde hoy estoy trabajando por ello, le enseño a los niños de la familia la importancia del respeto no solo ante nuestros abuelos sino ante todos los que se puedan cruzar en nuestro camino. Ahora comparto con ustedes este pensamiento. No está mal pensar en el futuro, el error esta en olvidar nuestro pasado.

Ser anciano no es solo ser viejo, también significa tener conocimiento, puede que no sea el impartido en una escuela pues no todos tuvieron la oportunidad de hacer una carrera universitaria, pero si el que le ha dado la vida. Hasta el día de hoy me sigue dando miedo ser anciana y al verlos seguir luchando por sobrevivir la nostalgía me hace pensar ¡no quiero ser envejecer!

Sueño con un mundo en el que no vea niños o ancianos en la calle, en el que se ha creado unas leyes pero mejor aun estas ¡son cumplidas!... toda una utopía ¿no?
 

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